domingo, 24 de junio de 2012

ACUERDOS INTERNACIONALES


Para revertir los efectos del calentamiento mundial, la gran mayoría de los científicos y los gobiernos están de acuerdo en que necesitamos tomar acciones drásticas. Tenemos que reducir las emisiones de carbono del mundo, recortar la producción de CFC y otros químicos destructores de la capa de ozono y detener la deforestación.
A. La convencion FCCC de las naciones unidas.
La Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (FCCC) que fue firmada en la Cumbre Mundial en 1992 por 162 gobiernos se enfocaba específicamente en el problema. El objetivo principal de la convención es lograr estabilizar los gases invernadero en la atmósfera, lo que prevendría una peligrosa interferencia antrópica en el sistema climático. La convención requería que todas las naciones que firmaran el tratado debieran lograr reducir sus emisiones de gases invernadero hasta niveles de 1990 para el año 2000.
B. Tratado de Kyoto.
En Diciembre de 1997, las Naciones Unidas celebró en Kioto, Japón, la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ahí se estableció el Protocolo de Kyoto, donde se manifiesta que su objetivo es conseguir reducir un 5,2% las emisiones de gases de efecto invernadero globales sobre los niveles de 1990 para el periodo 208-2012.
Este es el único mecanismo internacional para empezar a hacer frente al cambio climático y minimizar sus impactos. Para ello contiene objetivos legalmente obligatorios para que los países industrializados reducan las emisiones de los 6 gases de efecto invernadero de origen humano como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
El acuerdo ha entrado en vigor sólo después de que 55 naciones que suman el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero lo ha ratificado. En la actualidad 129 países, lo han ratificado alcanzando el 61,6 % de las emisiones como indica el barómetro de la UNFCCC
C. Tratado de Bonn.
En julio de 2001, en la cumbre celebrada en la ciudad alemana de Bonn, se logró un acuerdo global sobre las condiciones para poner en práctica el Protocolo de Kioto.
El acuerdo de Bonn fue firmado por 180 países, entre los que no figuraba Estados Unidos, que no ratificó este acuerdo mundial. En octubre de ese mismo año, se celebró en Marrakech la VII Reunión de las Partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático, en la que se terminaron de resolver algunos asuntos que habían quedado pendientes en Bonn.
El acuerdo adoptado establece cómo tienen que contar los países sus emisiones de efecto invernadero, cómo pueden contabilizar los llamados sumideros de dióxido de carbono (bosques y masas forestales capaces de absorber los gases de efecto invernadero), cómo serán penalizados si no lo cumplen y cómo deben utilizar los mecanismos de flexibilidad (compraventa de emisiones entre países). Este acuerdo también regula las ayudas que recibirán los países en vías de desarrollo para afrontar el cambio climático.
D. Las Naciones Unidas.
Del 2 junio del 2004 hasta el 29 del mismo mes, se mantuvo la más reciente reunión en las Naciones Unidas para considerar lo que se pueda hacer con respecto al Calentamiento Global y a la Corriente del Golfo. 154 países participaron con el resultado de que la única cosa que podían realizar era de eliminar el empleo del petróleo y de la gasolina tan pronto como sea posible.
E. La NASA se prepara.
El 13 de julio del 2004, la NASA lanzó un satélite, el primero de tres, cuyo solo propósito es el de estudiar el Calentamiento Global. Además del estudio del ozono, otro enorme problema asociado con el Calentamiento Global, estos satélites monitorearán la temperatura y densidad salina de los océanos. Quizás por lo menos seremos capaces de monitorear los cambios rápidos y predecir qué es lo próximo que sucederá.
F. El gobierno mexicano.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, que reúne a miles de los más importantes expertos de mundo en clima, ha advertido las serias consecuencias del cambio climático y ha recomendado a los gobiernos del mundo, desde la Cumbre de la Tierra de 1992, tomar medidas urgentes para realizar reducciones drásticas en las emisiones de gases invernadero, en especial, de CO2.
A pesar de que los escenarios planteados para México son devastadores, y de que lo más urgente es exigir de inmediato a las naciones desarrolladas que reduzcan sus cuantiosas emisiones de gases invernadero, el gobierno mexicano se ha plegado a la posición estadounidense, hasta ahora dominada por los intereses de las grandes transnacionales del petróleo. En la práctica, el gobierno mexicano está favoreciendo la postura de las potencias industrializadas que evaden cualquier compromiso y permiten con ello el avance del cambio climático, con todas las consecuencias que esto significa para naciones como México.
Es por eso que debemos considerar que el gobierno mexicano debería apremiar a los países desarrollados, los mayores responsables del cambio climático, para que comiencen a reducir sus emisiones de CO2 a la atmósfera y transfieran tecnología a las naciones en desarrollo para proyectos de eficiencia energética y de fuentes de energía renovables.
Asimismo, no debería aceptar proyectos de implementación conjunta que permitan a un país desarrollado reducir sus cuotas de emisiones mediante inversiones en eficiencia energética o en proyectos forestales en países menos desarrollados. Las reducciones se deben realizar dentro del territorio de los primeros y no posponer el avance de las energías renovables. Ese avance, esa revolución energética es la única que puede salvar el planeta.

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